La hoguera crepitó y resonó por toda la cueva. Estiré la mano hacia ella, dejando que el calor me guiara. El hombre que tenía delante había permanecido en silencio durante todo el recuerdo.

"Hueles como él. Como Nezarec".

"Igual que tú, Briar de las Zarzas Salvajes", dijo el hombre. El título me resultó desconocido cuando salió de sus labios. ¿Realmente merecía ese apelativo? Sentía que hacía tiempo que había desaparecido. "Es débil…, pero sigue ahí".

"¿Cuál es la verdadera razón por la que me has buscado?".

Se produjo una larga pausa. Entonces le oí rebuscar algo en su bolsa.

"Mi familia ha estado a favor de Nezarec durante generaciones", dijo.

Agarré mi bastón a la defensiva, preparado para desenvainar la espada si era necesario. Entonces oí el ruido sordo de un objeto pesado y, tras unos segundos, el pasar de unas páginas. Él volvió a hablar.

"Nuestras experiencias no serán las últimas". Seguía pasando las páginas lo suficientemente alto como para que lo oyera por encima del crepitar del fuego. "¿Deseas volver a sentir su poder?", preguntó el hombre.

En el fondo, sentí un "sí" instantáneo fuerte y verdadero. Había pasado tanto tiempo temiendo su influencia, el puro terror que amplificaba dentro de mí… Pero cuando se fue, todo lo que quedó fue un vacío. Un vacío de terror que lo consumía todo.

"¿Qué quieres que haga?", pregunté.

No tenía forma de saberlo a ciencia cierta, pero algo me decía que el hombre estaba sonriendo.