Capítulo 7

La Rosa nunca fue un arma más especial que cualquier otra de su época. No disparaba más rápido ni con más potencia. Su poder provenía de su portador. Azzir era un destructor de gran talento, un defensor peculiar e imponente. Y, al igual que otras leyendas mucho más antiguas, sus hazañas, sus maneras, sus armas y sus viajes han adquirido vida propia. Igual que ocurrirá con los tuyos cuando llegue el momento. No sé si él llegó a reflexionar alguna vez sobre su legado. A decir verdad, diría que nunca pensó en su propia muerte hasta después de convertirse en el otro… en Yor. A menudo, me pregunto si él era consciente del monstruo que creó. O, si incluso con esa forma retorcida, oscura y de pesadilla, se veía como el noble guerrero, como el caballero defensor dispuesto a dar su vida para proteger su castillo en ruinas. Puede que Vincent lo sepa, aunque yo no le preguntaría. Sigue siendo un tema delicado. Todavía siente un anhelo doloroso por el amigo perdido.

Lo que quiero decir es que a veces nos vemos obligados a convertirnos en "otro" al seguir nuestro camino individual. Sin embargo, tú te has mantenido fiel a tu esencia en cada momento. Siempre mirando hacia delante, aceptando la carga con todo en tu contra. No por alcanzar la gloria, sino por necesidad. Cuando había que hacer algo para que los demás pudiéramos seguir vivos, tú lo hacías. Una y otra vez. Tu leyenda empieza a ser conocida. Pero lo que hagas a continuación, al conquistar la Luz y las sombras, nos llevará a un futuro en el que tu virtud impulsará a las generaciones venideras.

Eres la semilla que servirá de inspiración para las historias que fomentarán el valor de innumerables héroes futuros. Eres todo lo que muchos otros desconocidos y yo jamás pudimos ser.

Una baliza. Una leyenda. Un honor para los guardianes.

S.