Capítulo 6

¿Te ha llegado el arma? ¿Se amolda bien a tu mano? Pocos pueden prender su fuego, pero cualquier renacido de la Luz puede llamarla por su nombre. Ese es un secreto que estoy obligado a mantener. Pero que sepas que te la has ganado, y que lo has hecho de verdad. El cañón que tienes en las manos es tuyo, pero no es una réplica… es un regalo de un amigo.

Hace tanto tiempo que doy caza a los agentes de la Oscuridad que ya no recuerdo. Desde mi niñez hasta ahora… no de manera constante, no siempre, pero es lo que me define, más que cualquier otra cosa. Hace tiempo que está claro qué es lo que me mueve: busca la sombra y te quedarás sin futuro, busca la oscuridad y acabaré contigo. No es algo personal… ya no, aunque es innegable que empezó siéndolo y siguió siéndolo hasta un día, en una cresta solitaria. De momento, ya has escuchado la historia… la balada de Jaren Ward y su Última Palabra, de Dredgen Yor y de Palamon… Durga, Velor, el Canal del Norte, de Thalor y Pahanin, de nuestra persecución y de la muerte de Jaren, de la Cresta del Menguador y de mi enfrentamiento final con el hombre que quiso ser un monstruo. Es una historia muy larga y no me apetece volver a ella, ya no. Sus capítulos son muy viejos. Estamos escribiendo una nueva, tú y yo, un acto final para mí, un comienzo inesperado para ti.

Mi vida siempre ha sido cuestión de absolutos. Hay Luz y hay Oscuridad, y yo me he propuesto defender contra la corrupción susurrada de la llamada de la sombra. No conozco terreno intermedio, aunque es posible que siempre haya sabido que este existe. Además, he visto a tantos "héroes" tentar ese destino siniestro y las terribles consecuencias nacidas de su ignorancia, de su orgullo, de su egoísmo. He acabado con muchos de ellos, más de los que cree nadie, más de los que jamás confesaré. Al verte, al observarte no tengo la sensación de haber errado en mis actos. Pero ahora sé que estaba equivocado en mi suposición principal… en mi idea más importante.

Para mí era todo blanco o negro… bien y mal. En ti, veo una luz cegadora, veo a un héroe entre héroes, veo brillar la esperanza que inspiras.

Pero también veo, por primera vez, quizás, repito, quizás, un poquito de gris.

Y, con él, la terminación de los últimos ritos y las palabras finales.

-S.