Capítulo 6

Llevamos días viajando en busca de Mara Sov, guiándonos por las últimas cartas que intercambió con Zavala. La señal estaba más lejos de lo que creíamos.

"¿Tienes un momento?", pregunta Ana llamando a la puerta de mi cuarto.

"Claro".

"Solo quiero darte las gracias por venir y ayudarme a convencer a Zavala".

Admito que es una inspiración ver a Zavala con renovadas esperanzas y un objetivo, aunque siga llevando esa barba desaliñada.

"No habría llegado hasta aquí sin ti", añade.

Me alegra estar con ella, a pesar de las circunstancias. Se me hace raro volver a tener una hermana.

"Solo hago lo que tengo que hacer", contesto.

Ana desvía la mirada. Se nota que quiere algo. Espero pacientemente.

"Tengo que pedirte otra cosa", dice.

Lo sabía.

"Necesito que me enseñes a usar la estasis. Elsie, tú eres la prueba de que no su naturaleza no es necesariamente mala y de que puede controlarse. Si me enseñas a hacerlo, la gente verá que se puede".

Tenía la esperanza de que no volviera a pedírmelo.

"No soy ningún ejemplo para nadie, Ana. La estasis no es algo que pueda controlarse sin más. La tentación es constante. Yo sigo luchando contra ella. Aprender a usarla lleva tiempo. Yo todavía no he aprendido a dominarla y no creo que nunca lo haga", respondo.

"Lo haremos. Y, cuando lo hagamos, los que no nos creyeron se desvanecerán. Recuperaremos nuestro mundo. Lo merecemos".

"Merecemos lo que tenemos".

"Habla por ti. Miles de personas murieron mientras tú te quedaste al margen mirando".

"Si tú supieras, Ana. La Oscuridad...".

"Siempre hay alguna excusa. ¿Quieres colaborar? Pues ayúdame".

"Eso intento. ¿Qué es lo que quieres realmente, Ana?".

"No lo entiendes".

Sale enfurecida. Veo a Zavala en el pasillo. Lo ha oído todo.

"¿Estás usando la estasis?", pregunta Zavala condescendiente.

"¿Tú también?".

"Vale, vale. Cuando existía la Vanguardia, pensaba que tenía todas las respuestas. Ese fue mi error. Ahora sé que liderar es mucho más que dar órdenes, es también atender las necesidades de los demás. No seas como yo, furioso y controlador. Escucha a tu hermana. Entiende por qué te pide esto".

"Lo hago".

"¡Hemos llegado! ¡Nos estamos acercando!", grita Ana y su voz resuena en el pasillo.

"Esperaba no volver a ver esta cosa en mi vida", dice Zavala al encontrarse cara a cara con el Leviatán.