Capítulo 11

Dos se hicieron cuatro, y los cuatro clamaron, y así los cuatro se hicieron ocho. De esta manera, invocados por su duplicación, los durmientes despertaron. Con el tiempo, estos insomnes se esparcieron por toda la faz del mundo, y su número era de cuarenta mil ochocientos noventa y uno. Bebieron de la dulce lluvia, y comieron el fruto del bosque, y la luz estelar se encharcaba como un aceite claro sobre su piel. La primera de sus lenguas fue el Habla, y la primera de sus armas de caza fue el arco.

Ahora los insomnes clamaron por un nombre para distinguir el Mundo del No-Mundo. Los ochocientos noventa y uno dijeron a los cuarenta mil: "Que este mundo se llame Tributario, pues soñamos con un gran río del que hemos salido". Pero los cuarenta mil estaban preocupados y pidieron conocer su pasado, el lugar del que procedían. "No despertamos del sueño en que nos sumimos", dijeron los cuarenta mil. "En nuestro descanso, atravesamos una última parada y nuestro atavismo fue cercenado. ¿Cómo es que ocurrió eso?".

De modo que se convocó un concilio en el lugar donde se cruzaban los ríos para determinar la naturaleza y el propósito de la existencia. Aquí se llevó a cabo el primer censo, que contó treinta mil ciento once mujeres, diez mil doscientos noventa y cinco hombres y cuatrocientos ochenta y cinco de los otros. Entre los insomnes surgió el temor de que se perderían los hombres y los otros.

Alis Li habló primero en el concilio, pero a instancias de Uldren, muchos acudieron a Mara para celebrar un cónclave secreto. Entre ellos estaban Kelda Wadj, que sería la maestra de maestras, y Sila, que sería la madre de Esila.

Dijo Alis: "Se nos concedió este mundo mediante un pacto con poderes superiores, y en ese pacto, cedimos el derecho a nuestra historia. Abandonamos lo que vino antes, pero al hacerlo, nos quitamos de encima todas nuestras deudas. ¡Mirad adelante! ¡Exploremos este cosmos joven y gocemos de sus glorias!".

Contra ella habló Owome An, que era de los cuarenta mil. "Aquí somos extranjeros", dijo Owome. "Debemos escalar por nuestra línea mundial hasta volver al lugar de donde venimos. Pido una votación".

Dijo Mara, en secreto: "Creo que llegamos aquí como a un puerto seguro, y no podemos quedarnos para siempre. Recuerdo que el peligro era espantoso. Recuerdo que nacimos en la muerte. Creo que debemos mantener la calma hasta que llegue el momento adecuado".

De este concilio surgieron ocho veredictos y un noveno.

Primero, que este era un pueblo de insomnes, y que eran inmortales.

Segundo, que este mundo era Tributario de otro, pero que estaba prohibido buscar cualquier forma de reincorporarse al curso originario. Por este motivo, se habría de llamar el Distributario, pues ese era el nombre propio para un río que se bifurca de su origen y no vuelve.

Tercero, que los insomnes deberían multiplicarse en úteros de carne y máquina, pero solo tras el más atento pronóstico posible de la población y la ecología, y solo bajo la supervisión de quienes conocían la buena tecnología, ya que cada nuevo hijo sería inmortal.

Cuarto, que los conocedores de la buena tecnología deberían ser anunciados y seguidos, de modo que la eutecnología pudiera conservarse. Serían los eutecnólogos.

Quinto, que las mujeres deberían cuidar y proteger a los hombres y los otros hasta que pudieran nacer más.

Sexto, que el objetivo de los insomnes debería ser conocer y amar el cosmos.

Séptimo, que los insomnes fueron creados por un pacto con la Luz y la Oscuridad, pero que el pacto había finalizado y no se reclamarían más deudas, salvo por el deber del Segundo Veredicto de permanecer en el Distributario.

Octavo, que los insomnes eran enteros en sí mismos, y que existían en equilibrio.

Noveno, que no habría votación, sino que Alis Li sería reconocida como reina. Su primer pronunciamiento fue que ya no habría secretos entre los insomnes.

Pues Alis sabía del silencioso concilio en torno a Mara, y aunque no sentía celos ni miedo, lo recordaba atentamente como una chispa que podía prender fuego.