Capítulo 12
Libro: Marasenna.
Introducido en: Temporada del forajido.
Descargar imagen
Por aquellos días, la sed de aventura estalló entre los insomnes. Cazadores y pioneros recorrían la superficie del mundo, marineros exploraban la maraña de ríos y el perímetro de los mares, y los astrónomos trazaban el movimiento de los atestados cielos. En esta época gobernó la reina Alis Li, cuya obra fue la creación de la agricultura y la conservación de la eutecnología que había descifrado de la Navespira.
Pero quedaban en los bosques muchas tribus de cazadoras que preferían su animosa vida, libre de lujos y deberes, frente a la abundancia concienzuda de la ciudad. Entre estas tribus, Mara vivía con su hermano (cuyo nombre había vuelto como Uldren) y con Osana, su madre. Se dice que Osana vivía como negociadora y que su hijo le traía noticias de otras tribus, ya que era un explorador y cazador de renombre. Mara vivía sola en la cima de una montaña.
En las tribus de los bosques y el mar, existía la creencia de que los insomnes se habían formado a partir de una fricción entre fuerzas en eterna lucha y que algún día habría que resolver este conflicto. Estos eran los ecaleístas, que predicaban que los insomnes tenían una deuda con el cosmos.
En las ciudades, sin embargo, vivían según el Séptimo Veredicto al amparo de su reina, y decían que los insomnes habían sido creados por una gracia cósmica y no cargaban con ninguna responsabilidad ni escatón. Estos eran los sanguíneos, que predicaban que los insomnes eran tan estables como un átomo de carbono.
Surgió entonces entre los ecaleístas una mujer de los ochocientos noventa y uno que se hacía llamar la Diasirmo. Entraba a las ciudades exclamando: "¡Acuso a la reina de deicidio!". Cuando se le preguntaba, hablaba de un crimen fundacional.
"Alis Li fue la primera en despertar en este mundo", predicaba la Diasirmo. "Ella estableció los términos de nuestra existencia. Podríamos haber sido dioses libres de necesidades y sufrimientos. En lugar de ello, Alis Li eligió nuestra forma mortal. ¡Nuestra reina es cómplice de todo el dolor que experimentamos! ¡La reina asesinó a todas nuestras divinidades nonatas!".
Ante la idea de que la reina sin secretos se hubiera guardado este espantoso secreto, los ciudadanos sanguíneos se sintieron sumamente engañados. Así empezó la Guerra de la Teodicea.
Total de caracteres : 2274 | Visionados totales: 13.6K