Capítulo 7

Esperas a que ocurra algo.

Estás suspendido, ingrávido, pero cargas un gran peso en el corazón. Tienes la voz de un niño, tranquila, que se pierde con facilidad entre una multitud. Intentas gritar y que te escuchen, pero solo hay una pequeña estrella en un mar de miles que puede oírte. Y solo entiende una fracción de tus palabras, pero lo intenta, y con eso tendrá que bastar.

La vida prosigue más allá de tu control, como siempre ha hecho. Esa es la maldición de la creación. Las cosas que creas no te pertenecen.

Y otra estrella más parpadea y cobra vida.

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Soy el último Orador, y me siento a una mesa con la Vanguardia mientras la Ciudad que nos rodea se pelea por nada.

"Construimos esta Ciudad para encontrar alguna clase de unidad", dice Tallulah. Tiene las manos encima de la mesa y se inclina hacia adelante, como si fuera a saltar por encima de ella. "Nos estamos rompiendo por dentro".

El silencio cae sobre la habitación. Trato de pensar.

"¿Qué dice el Viajero?", pregunta San-14, en voz baja. Todos me miran.

Respiro por la nariz y exhalo poco a poco. "¿Sobre las facciones?", inquiero. "¿O de las personas que se matan entre sí en nuestras calles? No es lo que el Viajero quería. Es todo cuanto puedo decirte".

"Ese fue el resultado directo de crearnos", dice Osiris, recostándose en el asiento. Muestra un rostro impasible, como siempre. "Violencia. ¿Sabe el Viajero lo que quiere, realmente?".

Intento ocultar mi frustración y me alegro de que una máscara oculte mi cara.

La verdad es que no puedo decir con certeza qué quiere el Viajero o si tan siquiera sabe lo que quiere. El Viajero no me habla con palabras, sino con sueños. El lenguaje de los sueños es angosto. Los mensajes provienen del Viajero, pero se desintegran en el camino hacia mí y se convierten en otra cosa. Soy un intérprete más que un Orador.

Pero la incertidumbre ya nos ha supuesto la muerte antes, y volverá a ser así si no estamos alerta.

Por tanto, digo que: "El Viajero siempre ha querido proteger a la humanidad, solo o mediante guardianes. Necesitamos llevar a cabo esa voluntad".

"Con el debido respeto hacia los dos", dice Tallulah, mirándonos a Osiris y a mí. "No se trata del Viajero. Se trata de lo que ocurre cuando las personas se unen sin nadie que las guíe de verdad". Se da golpecitos en el pie. Está nerviosa, es algo poco habitual en ella. "Como esto siga un poco más, pasará lo mismo que en la Edad Oscura. Solo son señores de la guerra, encerrados en un corral más pequeño".

"Una cámara de representantes ayudaría", dice San-14. "Algo que permitiera que se escuchara a todas las partes".

"Cada bando tiene una voz, pero no todas las voces deberían tener el mismo peso", digo, negando con la cabeza. "Algunas ideas son peligrosas. Deberíamos precisar qué facciones pueden seguir existiendo y darles un canal oficial para que expresen sus quejas y luchen por sus necesidades".

"¿Qué ideas son peligrosas, Orador?", pregunta Osiris. No deja de mirarme. "¿Y quién decide eso?".

"Esto no es una pelea", dice San-14. "De esas ya tenemos suficientes por delante".

"Escucharemos a cada facción", le digo, haciendo caso omiso a Osiris. Una decisión es mejor que ninguna. "Démosles la oportunidad de defender sus ideas, excepto a aquellos que han recurrido a la violencia directa".

"Pues entonces tendremos que deshacernos de Escalafón Sur, por ejemplo", enumera Tallulah, contando con los dedos. "Y esos cretinos de Estrella Binaria, también. ¿Trinaria? ¿O Binaria? Lo que sea. De todas formas, también hay muchos dedos que apuntan a un nuevo grupo. Monarquía no sé qué".

"Si alguien puede demostrar que esos rumores son ciertos, desterraremos a sus líderes", le digo, levantando la mano. "Las facciones que queden, expondrán su caso. Y formaremos un consejo con las que tengan un punto de vista valioso para dirigir la Ciudad".

"Esto sienta un precedente muy peligroso, Orador", dice Osiris. Seguro que volveremos a tener esta misma discusión más adelante. "Espero que estés preparado para recorrer este camino".

Votamos. Osiris es el único que no lo hace. Después de indagar sobre la violencia, formamos el Consenso.