Capítulo 9

Va a ocurrir algo terrible.

En este sueño, una mano horrible y brutal se extiende hacia ti. Pero no es el viejo enemigo que conoces, es algo nuevo. Algo que espera utilizarte más que destruirte, pero que está dispuesto a conformarse con cualquiera de las dos cosas.

La jaula es peor que la parálisis del silencio, es peor que los zarcillos de la oscuridad que se aferra a ti. Es demasiado tangible, demasiado desconocida. No has venido aquí para esto. No te lo mereces.

El miedo basta para que quieras irte.

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Soy el último Orador y sueño que el Viajero nos dejará.

No debería ser una sorpresa. Esta verdad se ha transmitido de Orador en Orador durante generaciones: el Viajero es bueno, el Viajero es un ser inteligente, el Viajero nos salvará y el Viajero nos dejará. Durante muchísimos años creí que la profecía de la partida del Viajero se había malinterpretado y ya se había visto cumplida por su silencio después del Colapso. Pero dejé de predicar ese postulado final, pues solo servía para asustar a la gente.

Mis sueños, que siempre han sido poco habituales y fugaces, se vuelven más frecuentes cada vez. Son más confusos que nunca, más perturbadores. Rara vez he soñado despierto, pero ahora me sucede a todas horas.

|| Estoy en silencio otra vez. Me he ido. Dejo detrás un vacío enorme. ||

Mis sueños auguran un futuro terrible, un futuro sin la Luz del Viajero. Los veo a todos cayendo, tanto a los guardianes como a los sin Luz, abatidos por la ausencia del Viajero. No entiendo por qué sucede esto y no sé cuándo, pero sé que se acerca.

Los detalles casi que no importan.

He vivido toda la vida llevando la Luz del Viajero hasta las personas. He hecho promesas y dado garantías basadas en la fe. Me he tragado tanto la duda que he enfermado, porque es mejor dejar la duda sin verbalizar.

|| No reconozco mi mundo. Quiero huir ||

Es una decisión fácil, al final.

No se lo digo a nadie. Hasta que pueda entender mejor lo que avecina, compartir esta información sería peligroso, sembraría el pánico. Habría un éxodo masivo de la Ciudad, tal vez del sistema, si la Órbita Muerta tiene algo que decir al respecto. Habrá miedo, ira y violencia, en base a un sueño que no puedo explicar ni demostrar con pruebas.

Si puedo entender esto mejor, si puedo sacarle algún sentido, seré capaz de arreglarlo, seguro.

Así que sigo como si nada hubiera pasado. Asisto a las reuniones del Consenso, discuto la información de los Encubiertos con Ikora, recibo informes y noticias de los exploradores que tenemos fuera de la Ciudad y consulto con Zavala. La gente me aborda con preguntas, como siempre. Me preguntan cómo afrontar la pérdida, el cambio y el miedo, todas las realidades cotidianas de esta vida. Preguntan cómo lidiar con la duda.

Y yo miento entre dientes y les digo que confíen en el Viajero.

|| Vacío, vacío, vacío. ||

Los sueños prosiguen, los dolores de cabeza empeoran. Pero creo con tanta firmeza que este conocimiento destruiría nuestra forma de vida y me lo guardo con tanta fuerza que me envenena.

Y todo por nada.

Estoy en mi apartamento cuando oigo la primera explosión, que hace temblar el suelo, y salgo a ver qué pasa.

Veo que la flota de la Legión Roja oscurece el firmamento y me doy cuenta de que he cometido un error terrible.