Capítulo 5

Ahora me llevo bien con la Vanguardia, pero no ha sido siempre así. Tampoco es que fuéramos enemigos. Simplemente veíamos las cosas de forma diferente.

En cuanto a Andal… Llevarse bien era su punto fuerte. Siempre era de un estilo más… creo que "diplomático" es la palabra.

Nuestro estilo en aquella época consistía en… dejar que la Vanguardia aflojara la correa, que nos dejara explorar, liderar una nueva época de expansión… y que las riquezas del sistema fueran nuestras.

Y cuando digo "nuestras", me refiero a todo el mundo, claro está. Pensaba que íbamos a salirnos con la nuestra.

Luego, nos dimos cuenta de que habíamos sido demasiado ambiciosos.

No me lo había parecido por aquel entonces. Pero, por otro lado, era lo habitual.

Cuando Andal se unió a la Vanguardia, se convirtió en nuestro infiltrado. Era un buen trato: él nos pasaba información sobre alijos nuevos o movimientos de caídos, Shiro y yo llegábamos antes, pistola en mano y nos hacíamos con lo que pudiéramos y entregábamos el resto a la Ciudad.

Puede que nos subiéramos a la parra, nada desmedido, tan solo una "comisión al intermediario".

Puede que no deba estar sacando todo esto a la luz para que cualquiera pueda juzgarlo. ¿Cuáles son las limitaciones de una juventud derrochada? En fin… eso fue hace mucho. Pero todo está relacionado con el tema al que quiero llegar…

Siempre intenté hacer lo correcto, incluso cuando no he estado en el lado de la rectitud. Que Andal se uniera a la Vanguardia fue un triunfo en cierto modo y una decepción en muchos otros. Pero lo más importante:

Hicimos un trato y nos dio su palabra —a mí y a sí mismo— cuando aceptó el reto.

Yo gané, él perdió.

Así que nos abandonó. Se unió a los peces gordos de la Vanguardia. Entonces, me recordó una lección que siempre había sabido, pero que de tanto en tanto solía olvidar…

Si das tu palabra, tienes que mantenerla.

Pero cuanto más tiempo pasaba Andal en esa Torre "encerrado" —mi palabra y no la suya—, más veía las cosas "del modo en que lo hacía la Vanguardia". Si echo la vista atrás, tan solo estaba haciendo lo correcto. Lo veía cambiar y, en realidad, también crecer como guardián y como persona…

Nunca he llegado a admitirlo, pero… me esperaba menos de él. Mi mejor amigo, mi aliado más cercano, todo por mantenerse fiel a su palabra. Aceptó el reto, e incluso cuando su destino era aciago, nunca dudó en hacer justo lo que había dicho que haría…

Unirse a la maldita Vanguardia. Nos dejó a Shiro y a mí toda la diversión.

Lo veía como un pringado.

Resultó que el único pringado era yo.