Capítulo 4

Entrada 41

La forja ya está en marcha. La primera de su clase. Es trascendental para nosotras. Para la Armería Negra.

Debería estar emocionada. "Debería" es la palabra clave.

Pero yo no pedí que construyéramos una fábrica móvil de armas. A mí no se me ocurrió la idea. Se les ocurrió a Helga y a Yuki. Huelga decir que últimamente tenemos más discrepancias que antes.

Con la "anomalía", creen más que nunca que tenemos que dar salida a nuestra obra. Que tiene que ser accesible, me decían. Y en mayor cantidad, afirmaban.

Crecemos deprisa. Demasiado. Con lo cual, hay que fabricar en cadena. Lo que hace que tengamos menos control sobre nuestro trabajo. Cómo se distribuye, a quién llega… Hay más armas para defendernos, pero no todo el mundo tiene una. Mi sueño no era ese. El poder sin control provoca el caos. Es un toma y daca.

Y la pérdida de control es evidente al instalar impresoras portátiles de armas por todo el mundo. Se están planteando incluso llevarlas a otros planetas.

Yo siempre pensé que el proyecto sería más reducido y estaría más concentrado.

Sé que Helga y Yuki solo quieren lo mejor para la Armería. Helga no deja de recordarnos —de manera molesta, he de decir— que hasta que nos invadan los alienígenas verdes esto es tanto un negocio como una causa.

Yo no quise saber nada.

Que Helga siga con sus comentarios crueles. Yo me seguiré esforzando para preservar nuestro corazón.