Capítulo 5

18.

Cuentan que hay un asentamiento enorme en el extremo sur. Se rumorea que se llama "la Última Ciudad segura" y se trata de un lugar pacífico y próspero, custodiado por guerreros de la Antigua Rusia que luchan junto a lobos de más de seis metros de altura (sean lo que sean).

La guardia peregrina ha oído hablar de muchas de esas supuestas ciudades seguras; aparecen y desaparecen, pero la mayoría no dura mucho.

Aun así, el grupo se desvía. Las tierras del sur son muy favorables: cultivables, con buena temperatura y con demasiados parásitos indígenas como para que los caídos se planteen instalarse allí. Aunque no hubiera realmente una ciudad segura, seguiría siendo el mejor lugar al que llevar a los ciudadanos, más que a los devastados desiertos y llanuras del norte.

Orin espera que los rumores sean ciertos, pero es una esperanza egoísta, ya que, si la ciudad existe y la gente está a salvo, tal vez ella pueda descansar.


19.

"Ciudad" no es el nombre más apropiado y no lo ha sido desde la fundación del lugar: es una extensión de tiendas y cobertizos raídos. No hay ni una sola estructura fija. Las calles no son más que caminos embarrados que apestan a suciedad y a humo. ¡Pero cuánta gente hay! Ni Orin ni Gol han visto tanta gente en toda su vida.

Unos críos sucios sueltan alaridos de felicidad mientras juegan al pillapilla alrededor de depósitos reutilizados. Hay una milicia civil que cuida de los agricultores de yuca. Un grupo de alzados provistos de armaduras debaten sobre dónde marcar las fronteras de la ciudad y el mejor modo de defenderlas.

El Viajero se alza imponente en lo alto mientras Orin lo recorre todo con los ojos abiertos de par en par, entusiasmada.


20.

La guardia peregrina reúne suministros para emprender una expedición de dieciocho meses hacia el extremo norte. Orin decide quedarse. Nadie cuestiona su decisión, aunque les duele. Cada uno de ellos graba una muesca en su martillo de guerra antes del mensaje que reza " YO YO YO YO YO YO YO YO YO SOY EL FINAL DE TODAS".


21.

Hay insomnes en la ciudad segura. No son muchos, pero hay menos exos aún. La mayoría cuenta con un Espectro como el suyo. Solo unos pocos no lo tienen y son justo los que más fascinan a Orin.

Los sigue con una paciencia inagotable, preguntándoles una cosa tras otra: ¿De dónde vienes? ¿Por qué has venido aquí? ¿Dónde están los demás? ¿De dónde has sacado esa arma? ¿De qué están hechas esas balas? ¿Por qué no las tiene todo el mundo? ¿Suele apartarse la gente para evitarte? ¿Oyes voces cuando estás a solas? ¿Algún sueño tuyo se convierte en presagio? Si yo era una de los tuyos, ¿por qué nunca vino nadie a buscarme?