Capítulo 2

[Informe del enrutador encriptado de VanNet].

El pájaro no puede volar antes de romper la cáscara del huevo. El enemigo continúa insinuando que abandonemos al Viajero. Es buena señal. No tendría que convencernos si pudiera destruirnos sin esfuerzo.

[Notas personales, arañadas en cuero de la colmena con un cuchillo].

Las mareas volcánicas y el aliento de plasma de Júpiter han hecho de Ío una mina química para la labor del Viajero. Una buena sartén debe curarse de la misma forma. Voy a calentarla con aceite de girasol del alijo del primo Asher. Tiene cosas muy buenas, todas sin abrir. No se da ningún capricho.

Me duele todo de la caminata. Ikora dice que tengo muchas fisuras óseas y contracturas musculares. No me di cuenta hasta que mis otros dolores cesaron. El espejismo de la recuperación: un dolor tapa otro dolor.

Hay peligro en este tráfico con la pirámide. Los registros de Kuang Xuan lo dejan muy claro. Pero debo seguir. Debo seguir. Mi único valor es mi conocimiento del enemigo.

(Tengo más valor, me diría Mara. Soy más que mi utilidad).

Así que…

¿En qué pájaro nos convertiríamos si dejáramos atrás al Viajero?

Hay varias opciones naturales. Podemos sobrevivir furtivamente. Podemos sustituir nuestra humanidad por máquinas. Podemos declarar la guerra y construir un imperio.

Pero ninguna de ellas es la solución. Caídos, vex, cabal y colmena, todos quieren al Viajero. No lo han dejado atrás.

Si todo lo que está fuera de la protección del Viajero está bajo el influjo de la Oscuridad, abandonar al Viajero sería como unirse al enemigo. No habría otra opción.

Sin embargo, yo soy la prueba de que no es así. Yo me muevo entremedio. Hay mucho más que el gris entre el blanco y el negro, todos los colores están allí. ¿Y acaso no soy necesaria? Yo estaría perdida sin los que me guiaron de vuelta a la Luz, pero ellos estarían muertos si yo no los hubiera guiado de vuelta hacia la Oscuridad.

¿Qué pasaría si fuéramos todos como Eris Morn?

Ah, mi sartén está en llamas.