"Esto sería mucho más fácil si todos me hubierais consultado vuestros nombres antes de adoptarlos".

Skorri se puso el lápiz entre los dientes y arrugó un papel. Lo arrojó junto a un montón de otros papeles en el suelo. Sigue murmurando para sí misma.

"Felwinter. Radegast. Gheleon. Vaya, hasta Efrideet, aunque no creo que haya ningún verso para ella ahora. Hace semanas que no la veo. Puñado de dáctilos, todos vosotros".

Perún entra, un fusil bajo cada brazo. Repara en la presencia de Skorri y sonríe. Skorri le devuelve la sonrisa.

"¿Por qué los otros Señores de Hierro no siguieron tu ejemplo? 'Perún, vestida en sombra, tras su escudo / reveló el escondite del enemigo con un juicio maduro'".

Perún no se detiene. "¿Eso te lo acabas de inventar?".

"¡Pues claro! ¡Eres yámbica! ¡Me inspiras! Hacemos muy buen equipo".

Perún ríe a su pesar, menea la cabeza y se va.

"A duras penas es mi mayor esfuerzo. Además, no hay espacio para Silimar, solo para su escudo".

Recoge de nuevo el lápiz, juguetea con él y mira al techo.

"¿Quizá algo sobre su escudo? Lo aleja todo, los aleja a todos y se protege a sí mismo ¿para no resultar herido? Mmm. ¿Demasiado obvio? Él es bastante obvio".

Otros dos Señores de Hierro entran, van al grano. Uno pone los ojos en blanco al ver a Skorri acomodada en el sofá. Skorri no los ve entrar ni salir.

"Radegast entrará, de eso no me cabe duda. Lo conozco desde hace demasiado tiempo, no puedo dejarlo fuera. Quizá hasta lo pongo en el estribillo. Después de Skorri, claro. Eso ni se... ¡Eh! ¡Gheleon! ¿A dónde vas con tanta prisa?".

El cazador se detiene, a medio camino hacia la salida. Se gira lentamente. No dice ni una palabra.

"Creía que tú eras el prudente. ¿Entonces por qué tanta prisa por salir ahí fuera?".

"Una muerte rápida es mejor que la alternativa".

Skorri hace una mueca. "Vaya, qué pocos modales. Oye, ¿te gustaría eliminar la segunda sílaba de tu nombre?".

Gheleon suspira. "¿TODAVÍA estás componiendo el Himno del Hierro? ¡Cambia el tipo de verso, si tanto te molesta mi nombre!".

"¿Que cambie el...? ¿Me tomas el pelo? ¿Qué tal si TÚ cambias tus armas por un... un... un látigo?".

Gheleon cierra los ojos, se da media vuelta y sale.

"¡Cambiar el verso! ¡Qué cosas!".

"Skorri, ¿sabes que algunos de nosotros trabajamos de verdad?".

Otro Señor de Hierro. Más joven. Skorri no lo reconoce.

"¿Te has olvidado de la emboscada que tenemos mañana? ¿O estás demasiado ocupada escribiendo coplas?".

Skorri mira al techo. No dice nada. El joven se enfurece.

"Mucha gente confía en nosotros, Skorri. Si crees que no eres capaz de...".

"Cazadores en lo alto, como el sol en el cielo. Retumba el sonido de los disparos al sirviente. Yo llego con Radiancia, escorias ciegas, la Luz de Jolder lo siente. Se abalanza contra ellos y los detiene. No tropieces con tu capa como hiciste aquella mañana en la Zona Muerta, aunque no me extrañaría. El resto salen de la cueva, matan al capitán, Felwinter bombardea al grupo, y el resto es historia".

El joven, todavía furioso, se va.

"'Yo llego con Radiancia, escorias ciegas, la Luz de Jolder lo siente / Se abalanza contra ellos y los detiene'. Uf. Tengo que pulirlo mucho". Skorri recoge de nuevo el lápiz.