La luz de mi Espectro es tan tenue que no tiene sentido seguirme al interior de esta niebla. Cualquier esperanza de reanimarme murió en mitad de los Letargos. Solo espero que le queden fuerzas para llevar este rescoldo al lugar en el que caíste, para bailar una vez más con cualquier último suspiro que quede de tu propia luz en esta roca maldita.

Una vez más confesaré. Soy Eriana-3, del fuego práxico, y sé que mi llama desaparecerá aquí. Arderé con fuerza y reduciré a cenizas a un millar de miembros de la colmena, pero sé que eso no acabará con él, con el que te abatió a ti y a cientos más, con esa espada infecta.

Ahora ruego, como me temía, por tu perdón. No te vengaré, pero me uniré a ti entre los fuegos apagados en esta luna.

Fui una tonta por traernos aquí. Me cegaron la pérdida de tantas cosas, la extinción de tu luz. Deposité mi confianza, y la Luz de otros cuatro, en un loco, y soy testigo de su caída hacia la Oscuridad y la muerte. La canción de Toland no era más que una serie de gritos, y ahora cantamos con ellos. No volveremos.

Ahora solo espero que mi necia carga sirva como aviso. Para que ningún otro guardián se enfrente a este monstruo, a aquellos que le sirven... y a las bestias inimaginables a las que sirve en el reino en el que voy ahora a morir. Que esta diminuta luz, unida a la tuya, y a la de Sai, Vell y a la del pobre Omar, pueda prender una antorcha de advertencia que deje esta luna rota y muerta como premio para Crota.

Durante la noche, que los titanes en sus murallas y torres miren hacia arriba, a este resplandeciente recordatorio en el cielo de que tu luz cayó bajo la superficie. Que la luz de la luna caiga en los ojos de los cazadores a través de la espesura de las tierras salvajes y guíe a los hechiceros en busca de sus caminos ocultos. De noche, que miren arriba y vean, y que nos guarden luto.

Que te recuerden de noche. Y que la luz del día les libere de la maldición de este recuerdo.