¡El Mástil del Don!

Se alza sobre este sistema estelar como un monumento a la traición. Emite una luz plateada. Canta una nana por radio, hecha de mentiras tranquilizadoras.

En su luz vive la Armonía, que ahora es nuestra presa.

Aquí llega Xivu Arath, al frente de su armada. Lucha contra la Armonía durante cincuenta años con estrategias y disciplina. Pero la Armonía recurre a deseos de dragón y sus obispos anhelantes luchan contra Xivu en el plano ascendente.

Xivu llega a un punto muerto.

Luego viene Savathûn, flanqueada por su coro y sus celebrantes. Consiguen colarse en Anarmonía usando disfraces para poder viviseccionar a los dragones. El gusano, nuestro dios, no deja de reír.

Durante cien años, Savathûn mantiene aquelarres secretos en Armonía.

Pero el primero de todos fue Oryx, cuya progenie creció en lugares secretos, entre los escombros del disco de acreción. El Primer Navegante envía rocas y cometas contra los mundos de Armonía, de forma que su flota se disperse. Envía sembradores para infiltrar su progenie en los mundos de Armonía.

Aquí, en el centro del quinto libro, la colmena ha conseguido tanto poder que ha conseguido que la aniquilación de toda la vida falsa sea una mera rutina.

Xivu Arath mata a los obispos anhelantes, Savathûn consigue algún propósito secreto, y la Corte de Oryx arranca el Mástil del Don. Los habitantes de Armonía gimen de terror y se lanzan a los lagos plateados de Anarmonía para ahogarse.

"Venid", dice Oryx, "comed del Mástil del Don, pues soy un dios generoso. De sus trozos solo pido dos de cada cinco".

El Mástil está lleno de Luz del Viajero y sabe a tuétano del Cielo. Los que comen de él se ven embargados por el éxtasis de la certeza de estar sirviendo a un propósito mayor y necesario.

Entonces, Savathûn dice: "Hermanos, escuchad, debemos separarnos un tiempo para crecer de forma diferente", y dirige sus lunas de guerra al agujero negro. Su trono se hace distante.

Xivu Arath dice: "Rey Oryx, ocupas demasiado espacio. Tu poder limita demasiadas opciones. Debo alejarme de ti", y se lleva sus lunas de guerra hacia la noche. Su trono queda clausurado.

Y Oryx quedó solo. Pasó un tiempo pensando, y esos pensamientos están registrados aquí.