Para hacer su nave, Oryx talló un trozo de Akka, que estaba muerto pero aún no había desaparecido. Robó el martillo de Xivu Arath y el escalpelo de Savathûn, y recubrió la nave con un blindaje nocivo.

Cuando terminó de construir su Acorazado, Oryx empujó su mundo trono para ponerlo del revés, de forma que fluyó por el espacio material del Acorazado. Su nave y su pecado eran colindantes y aliados. El Acorazado estaba dentro del trono de Oryx, pero el trono de Oryx era el Acorazado. ¡Aiat!

Esto exigió un versículo de las Tablas de la Ruina. Toda la corte colaboró para poner el trono de Oryx y del revés. Fue un día de alegre violencia y toda la progenie de Oryx señala esta festividad como el Día de la Eversión, que se celebra poniendo las cosas del revés.

Oryx dijo:

Salid al universo, mi corte.
Reunid tributos para mí. Enviadlos a mi nave.
Cuando os llame, acercad el tributo a mi corte.
Me prepararé para largos viajes [Soy Savathûn, insidiosa.]
a la guerra, [He garabateado este aviso para ti.]
a las Profundidades. [¡Estos libros están llenos de mentiras!]

Ahora, el trono de Oryx estaba a salvo de incursiones, pues se desplazaba con gran agilidad.

Oryx atacó la armoniosa flotilla invencible, que protegía la nave-pensamiento Nicha. Cuando la flotilla rodeó su acorazado, Oryx metió la espada en el casco y usó el poder de las Profundidades (y los hábiles sistemas construidos por sus hijas) para empujar su mundo trono fuera, hacia la pura realidad.

Usando ira y confianza, ocupó el espacio con un huevo de su trono. Se hinchó como una estrella fantasma hasta aplastar la armoniosa flotilla invencible. Oryx le arrancó la última palabra de sus nombres.

En la nave-pensamiento Nicha, Oryx esperaba encontrar la ubicación del Mástil del Don, abandonado por el Viajero. Oryx quería comérselo.

Pero la nave-pensamiento era una trampa. En ella estaba Quria, Transformada de Hoja.