Oryx descendió a su mundo trono. Salió al abismo y, a cada paso, leyó una de sus Tablas, de forma que se convirtieron en una especie de piedras a sus pies.

Salió y creó un altar y preparó a un ogro nonato. Llamó a las Profundidades, diciendo:

"Puedo veros en el cielo. Sois las olas, que son batallas, y las batallas son las olas. Venid a este recipiente que he preparado para vosotros".

Y las mismísimas Profundidades llegaron.