A la atención de la Corte de Helio,
escrito en plena desesperación,
este secreto sellado:

Soy Taox, madre estéril, profesora de los niños del Trono de Osmio.

Como madre, mi vida es larga. Como esterilizada, puedo mantenerme por encima de las pequeñas guerras de la política cortesana.

Solo yo veo los patrones de supervivencia. Yo sola diseñé los grandes motores que mueven la Corte de Osmio. Y ahora...

Debo actuar sola para salvar mi reino.

Mi señor, el rey Osmio ha sucumbido a la senilidad. Tiene diez años y ha enloquecido. El estudio de textos antiguos lo consume. Hoy desvaría sobre lunas por encima de la tormenta. Mañana vagará por los salones, hablando con su familiar, un gusano blanco muerto del mar profundo. Lo guarda en cristal, lo atiende y descuida sus tareas como rey.

El rey Osmio tiene tres herederas supervivientes. Todas tienen dos años:

Xi Ro, la más joven y valiente, quiere ser caballero.

Sathona, la más inteligente, quiere ser madre.

Aurash, la hija navegante, sueña con el océano infinito. Mañana volverá de los Monolitos de Tungsteno.

Ninguna es una heredera apta. Ninguna protegerá la Corte de Osmio del Fundamento aullante. Xi Ro sabe combatir, pero no liderar. Sathona sabe pensar, pero no luchar. La curiosidad de Aurash la apartará de su deber. Temo por todos los hijos futuros.

Pronto, el rey Osmio se encerrará en el Planetario Real para estudiar las lunas. Reunid a vuestros caballeros, Bebedores de Helio, e invadid nuestro continente. Matad a las tres herederas. Yo gobernaré la Corte de Osmio como regente y construiré motores para vosotros.

Y si fracaso, que el Leviatán de las profundidades me devore.

Escrita desde el dolor,
esta odiosa solicitud.
Taox, madre de Osmio, esterilizada para observar