Hola de nuevo. Soy yo. Seguro que conoces mi nombre. Déjame hablar un rato, pues encuentro un placer inmoral en dirigirme de nuevo a las pequeñas mentes de forma humana.

Cuando la victoria de Crota sobre nuestro pequeño mundo azul parecía cierta (un momento de silencio ahora para Wei Ning, cuya franqueza admiraba), fue Oryx el que llamó de vuelta a su hijo al inframundo para planear la victoria final. Fue a Oryx al que la violencia de su vástago rendía tributo.

Oryx es el portador y el sirviente de una terrible verdad. Se ha predicado a sí mismo en ella; a lo largo de miles de mundos ha perseguido su misión de personificarla, y tú has visto la fuerza de esa verdad empleada para crear estos poseídos.

No es algo sencillo de matar. Quiere ser isomorfo a la conquista, al triunfo, al asesinato y a la muerte. Ahora es un silogismo, pero con el tiempo espera convertirse en un axioma.

Esta es su fuerza y su debilidad fatal.

Pues si alguna vez flaquea en su actuación, si la ganancia de devastación queda rezagada ante su gasto de ruina, quedará consumido. Si alguna vez es superado, de acuerdo con los términos de su propia existencia, se detendrá.

Es al propio Oryx, en el corazón del Acorazado que blinda y encapsula su mundo trono, al que debes dirigir tu último y más certero argumento.

¡Buena suerte! Avísame si se abre una vacante.