Un campo de estrellas. Las estrellas recorren lentamente el campo de visión del Espectro, solo se ve oscuridad y la furia llameante de soles distantes a medida que el Espectro recorre el vacío del espacio. Horas antes de esto, con una oleada de energía, un enorme convoy de naves se materializa tras un salto de teletransporte.

Es un convoy de un centenar de naves de guardianes. Se ven naves de todas las formas y tamaños, desde venerables navíos que se recuperaron de la Edad de Oro a diseños de la Ciudad, algunos de los cuales todavía no han salido de los hangares de la contramaestre.

Las naves muestran daños de combate. Muchas apenas pueden viajar. Cuando los motores de distorsión se enfrían, varias parecen perder energía y comienzan a ir a la deriva. Algunas de las naves más grandes lucen imágenes conocidas para los visitantes frecuentes de la Torre: símbolos de la Órbita Muerta, el simple icono de la Vanguardia. También de la Nueva Monarquía y la Secta Guerra Futura, aunque en menor cuantía. Otras llevan símbolos nunca vistos en la Torre hasta la fecha.

Cada nave, desde el mayor de los cruceros a la más pequeña nave personal, lleva fragmentos de piedra, restos de la Ciudad y la Torre. También estandartes, desgastados y desgarrados por la entrada y salida del teletransporte.

La flota solo es visible brevemente, menos de un minuto. Luego, con un enorme destello de luz, se teletransporta de nuevo. Las naves sin energía se quedan atrás y se alejan girando de la estela etérea dejada por la flota. El Espectro sigue dando vueltas por el espacio y pronto todo lo que pueden verse son estrellas hasta que el fragmento acaba.