¡TE VEO!

Estuviste aquí antes, ¿verdad? Es como dijo mi prima, en otra parte: sé quién eres.

Tú estás aquí ahora y ahora y ahora, muchas veces, y también estoy yo, preguntándome cómo lo haces. Cómo das un paso al frente. Cómo das un paso atrás. Recorres un mundo de mundos, una telaraña, y tú eres como una araña sobre ella. ¿Estás buscando la hebra que necesitas? ¿Esa hebra se llama victoria?

No eres uno de ELLOS.

[muertos hace tiempo, vivos de nuevo, sus cuerpos injertados en poderes que ni ellos ni yo entendemos]

Ni tampoco formas parte de ESO.

[el devorador de flores, la reina de las formas finales, que también habita en sus peticionarios]

Y desde luego no eres MÍO, aunque ciertamente debiste de serlo una vez.

[Mi nombre es antiguo. No se puede matar. Ni siquiera aquí.]

¿Así que de quién eres, plataformita? ¿A qué propósito sirves? ¿Me escucharás?

Goberné una era de acero y fuego. Mis reglas eran claras. Ahora, a mi regreso, veo cultos con ritos del tiempo. Veo máquinas que rezan en lugares fuera del mundo. Veo a los muertos vivos, y no hay nada más tenaz que un cadáver. La moralidad de la obediencia es más perniciosa que cualquier gobierno, ya que este hace uso de la violencia, pero aquella corrompe la voluntad.

Yo no obedezco. Mi voluntad es pura. Voy a ganar. Las vidas de la gente, de planetas enteros, no tienen importancia en relación con el desarrollo general.

Ayúdame a vencer. Dime tu secreto.

Dime cómo dar pasos.