Un cazador solitario acecha en la noche y dispara flechas a la Oscuridad. No hay donde esconderse, no hay escapatoria. En la distancia la bestia flaquea, atada al vacío. El golpe de gracia llega sin titubeo, sin piedad.

Hay verdad en el borde de la Luz y, bajo esa verdad, una verdad más profunda, oculta a todos salvo a unos pocos.

Esa verdad es esta: los monstruos no temen la noche.

No caces al monstruo. Conviértete en él.