Eris: Algo nos está observando. Puedo sentirlo.

Omar: Odio cuando dices eso.

Toland: Crota tiene muchos Ojos, al igual que todos los dioses.

Eris: Tenemos que irnos.

Omar: Si conocen cada uno de nuestros movimientos, ¿qué posibilidades tenemos?

Toland: Cuanto más viejos son, mayor es su sabiduría. No me cabe duda de que la colmena nos condujo hasta aquí con un objetivo.

Omar: ¿Qué insinúas?

Toland: Para estos discípulos, somos el mejor sacrificio posible.

Eris: ¿Qué quieres decir?

Toland: ¿Sientes cómo tu Luz se desvanece? Se la están ofreciendo a Crota. Somos nosotros quienes lo estamos resucitando con nuestra llegada.

Omar: Está loco.

Toland: Quizá.

Eris: ¿Por qué guardas esos secretos como si fueran armas, para condenarnos a todos?

Toland: Porque son armas. Y vamos a usarlas para mostrar a la colmena que ellos no son los únicos que alimentan el miedo.

Eris: ¿Cómo?

Toland: Sois cazadores, así que cazad. Hallad los Ojos que nos vigilan.
Omar: ¿Y después?
Toland: Cegamos a Crota y aprovechamos lo que quede de vuestra moribunda Luz para guiarnos hasta los monstruos que pretenden conjurar a su amo.