La Maraida, libro VIII, capítulo 5

Resumen:
Bajo el mando del vasallo de Skolas, Pirsis, llamado el Castigo de Palas, los Lobos amasaron la flota más extensa desde la dispersión. La Reina no podía usar a sus heraldos contra esta flota. Si lo hiciera, Imogen Rife y su flota y toda la gente de Palas habría muerto también.

El asedio se prolongó años. Al principio, ningún bando se atrevió a atacar al contrario: en Palas, la paladina Rife sabía que Pirsis tenía el arsenal suficiente como para destruir el asteroide. Sobre Palas, Pirsis retrocedió, esperando poder rescatar a Drevis, Kaliks-4 y a los demás Lobos que Rife había previamente capturado en la batalla de la Ira de Bamberga. La Reina procuró suavizar el asedio enviando a las paladinas Abra Zire y Kamala Rior a los asteroides hildianos, donde se rumoreaba que se escondía Skolas, pero con la ayuda táctica de Beltrik, Skolas desbarató sus planes.

El estancamiento en Palas acabó gracias a, de todos los seres posibles, un escoria. Irónicamente apodado Weksis, el Manso, el escoria llevó decenas de seguidores a un ataque no autorizado a Palas. Se las arreglaron para abrir un agujero en el casco de Atenas, pero fueron detenidos poco después por el Comandante Hallam Fen. Weksis y los supervivientes fueron encarcelados junto a los que habían venido a salvar.