Qodron solo ve su glorioso futuro ante él. Ha llegado al Presidio de los Ancianos con un ejército de máquinas vex devotas, que toman sus creencias y le ayudan a dar los primeros pasos hacia su futuro.

Esta máquina salvaje solo tiene una misión. En algún momento se iluminará una Luz en los muros del Presidio y, para que su futuro siga adelante, esa Luz debe morir.

Qodron no es el prisionero aquí. Tú sí lo eres. Los guardianes lo son.