En algunos círculos se cuenta que estos alertas centinelas son los ojos de los aquelarres internos de la colmena y permiten a los poderosos caballeros y magas vigilar sus dominios. Otros creen que los aulladores no son más que armas de defensa de las cámaras ceremoniales de la colmena.

No hay partes vivas en los aulladores, pero tampoco son construcciones mecánicas en el sentido tradicional. Se piensa que son masas exangües animadas por el poder arcano de la colmena. Cuando un aullador muere, su carga de vacío queda liberada y parte en busca de venganza.