La materia programable conocida como «lumen» constituye una de las divisas básicas de la Ciudad. Con la información adecuada y una fuente de energía apta, el lumen puede ser transformado en casi cualquier cosa. Esto hace que sea extremadamente valioso para la artesanía y la industria de la Ciudad. Y es ese mismo valor el que lo hace un medio de intercambio tan útil, especialmente para aquellos que se aventuran más allá de los muros de la Ciudad.

El lumen tiene su ciclo de vida económico. El nuevo lumen procede de la recuperación de alijos y tecnología de la Edad de Oro, sin importar si viene de un minúsculo mecanismo o de un filón subterráneo germinado por máquinas ancestrales. Al expandirse la oferta de lumen, el valor del lumen debería bajar, en teoría. Pero la industria de la Ciudad usa el lumen constantemente, convirtiéndolo en los materiales y componentes más demandados. Dicha producción contribuye a la escasez del lumen y hace que mantenga su valor.

La liquidez yace en este equilibrio entre la entrada y la salida del lumen que, en la práctica, lo convierten en una divisa de cambio efectiva. Por poner un ejemplo, el Maestro Rahool, en la Torre, vende engramas de materia recuperados a cambio de lumen. Al mismo tiempo, él sabe que puede usar ese lumen para adquirir nuevos engramas para los guardianes.

Muchos guardianes neonatos se quejan porque no se les da equipamiento de alta calidad gratis. Al fin y al cabo, ¿no están luchando por el futuro de la Ciudad? Por desgracia, este equipamiento exige una serie de recursos para su fabricación. Así que los guardianes deben traer suficiente lumen y otros materiales, como girometal y hierro reliquia, para que el motor de la economía de la Ciudad siga girando. Frente a un boom temporal de recursos, el excedente se emplea para la producción de equipamiento más avanzado.